El Gobierno de Benjamín Netanyahu trabaja para recuperar las relaciones con el mundo pero sin hacer concesiones. Estos días, Benjamín Netanyahu puede jactarse de gozar de una popularidad sin precedentes. Eso sí, fuera de las fronteras de Israel. Mientras su Gobierno de coalición se enfrenta a crisis semanales y a críticas constantes, algunas provenientes del propio partido del primer ministro, su estrategia regional parece ganar adeptos, y alabanzas de propios y ajenos, cada día que pasa. De casi todos menos de los palestinos, claro está. Siguiendo el ejemplo de la llamada ‘Doctrina de la periferia’ de Ben Gurion, Bibi ha conseguido que diplomáticos americanos y palestinos, que hace unos años se mostraban en contra de las acciones de Israel pero que hoy están inmersos en sus propias disyuntivas, se pregunten si erraron el tiro. Quizás sólo Barack Obama, una vez celebradas las elecciones de noviembre, sea capaz de realizar algo que, según sus propias declaraciones, sigue fru...
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