A pesar de que el Rey Abdalá llego a plantearse un aplazamiento de las elecciones en vista de la creciente polarización entre el gobierno y la oposición y las crecientes protestas a las que se ha visto enfrentado, estas tuvieron finalmente lugar en la fecha prevista, el 23 de enero, y miles de votantes acudieron a las urnas para elegir un nuevo Parlamento. Hasta el momento, los observadores extranjeros consideran que la votación ha sido libre y justa, únicamente empañada por disrupciones menores. El Estado también decidió reforzar en gran medida la seguridad, con un ojo puesto en una posible reanudación de las protestas a lo largo del país.
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